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martes, 4 de mayo de 2021

Epigrama contra Stalin


 

Osip Mandelstam

 

 

Vivimos sin sentir el país a nuestros pies,

nuestras palabras no se escuchan a diez pasos.

La más breve de las pláticas

gravita, quejosa, al montañés del Kremlin.

Sus dedos gruesos como gusanos, grasientos,

y sus palabras como pesados martillos, certeras.

Sus bigotes de cucaracha parecen reír

y relumbran las cañas de sus botas.

 

Entre una chusma de caciques de cuello extrafino

él juega con los favores de estas cuasipersonas.

Uno silba, otro maúlla, aquel gime, el otro llora;

sólo él campea tonante y los tutea.

Como herraduras forja un decreto tras otro:

A uno al bajo vientre, al otro en la frente,

al tercero en la ceja, al cuarto en el ojo.

 

Toda ejecución es para él un festejo

que alegra su amplio pecho de oseta.

 


Traducción de José Manuel Prieto

 

 

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