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domingo, 4 de octubre de 2020

Frente a la verja del cementerio





Aberlardo Farrés


Llegué: ya estoy frente a frente, 
apenado y silencioso, 
de ese mundo misterioso 
donde el alma late y siente. 
Sólo escucho un ¡ay! doliente, 
y sólo percibo y siento 
el prolongado lamento 
que en los cipreses palpita 
y la muerte que se agita 
hasta en las alas del viento. 

La luna que en las alturas 
suave claridad desata, 
quiebra sus rayos de plata 
en marmóreas sepulturas. 
Veo de las esculturas 
las siluetas recortadas,
como almas petrificadas
que, en actitudes sombrías, 
recuerdan sus alegrías 
y sus tristezas pasadas. 

Llegué: la razón advierte, 
ante esta verja querida, 
el límite que la vida 
puso al reino de la muerte. 
El dolor su llanto vierte 
sobre rosales y flores, 
y entre los tenues rumores 
que llegan a mis oídos, 
oigo besos y gemidos 
de mis ya muertos amores. 


 

 Evolución de la cultura cubana. La poesía lírica en Cuba, Tomo IV, Imprenta "El siglo XX", La Habana, 1928. 


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