Un
grupo de intelectuales cubanos ha enviado a Madrid el siguiente documento:
"Compañeros: La actitud de la intelectualidad
española frente a la realidad política de los últimos años nos da ocasión y
ánimos para dirigirnos a ustedes en demanda de una acción que, con nuevo y
generoso sentido de los deberes cívicos, tanto interesa a España como a Cuba.
No pueden ignorar ustedes que en estos
momentos se ultima en Madrid un monumento a Cuba y al general Machado. El
Gobierno del general Primo de Rivera, reincidiendo en el vacuo
hispanoamericanismo oficial —manto de más de un interés ilegítimo y oportunidad
de grotescas vanidades—, patrocinó el proyecto de erigir ese monumento. Las
adulaciones lamentables que en Cuba y en España tiene el Poder trabajaron con
miras de pequeño egoísmo en esa inoportuna glorificación. Si una labor enérgica
no lo impide, verá Madrid honrado de manera extraordinaria a uno de los
presidentes americanos que merece con más títulos la repulsa y la condenación
de los pechos honrados.
Representante desde su exaltación al alto cargo
de las más reaccionarias corrientes y de los más desatontados despotismos, el
periodo de gobierno del general Machado se ha distinguido por el diario ataque,
no ya a los derechos individuales, sino a los más elementales respetos humanos.
En los últimos tiempos, ante la protesta firmísima de todo el pueblo cubano, la
incivilidad y la violencia no han conocido límites. Poseído de la furia de los
dictadores iletrados contra la enseñanza y la cultura, Machado ha llenado las
cárceles de escritores, profesores y hombres de ciencia; ha impedido por largos
días la publicación de los primeros periódicos del país; ha clausurado la
Universidad, las escuelas normales y los institutos de segunda enseñanza. Sin
publicaciones y sin centros docentes, Cuba sufre hoy el momento más doloroso de
su vida social.
Si quien maltrata la dignidad del ciudadano y
la del hombre, quien persigue al intelectual como a ser nocivo y despreciable,
recibe en el seno de una nación de hermosa tradición jurídica y probada
sensibilidad civil el homenaje de la perpetuación, si los escritores, hombres
de ciencia y profesores de España no impiden la erección en Madrid de la
estatua al general Machado, habrá que reconocer tristemente que nada es todavía
la conciencia universal, que debe hacer del hombre de pensamiento velador y
defensor de los altos intereses humanos.
Sabedores de lo que ustedes significan en el
seno de la sociedad española, va nuestro más esperanzado ruego porque, poniendo
a contribución el adecuado esfuerzo, eviten que al glorificarse en España una gran
injusticia, momentáneamente triunfante, España y Cuba sufran afrenta igual.
Muy cordialmente de ustedes. Juan Marinello,
Herminio Portell Vilá, Henry Salazar, Raúl Roa, Pablo de la Torriente-Brau,
Rita Shellon, Gustavo Aldereguía, Manuel Bisbé, Juan Antiga, José M. Irisarri,
Ofelia Rodríguez Acosta, Jorge Mañach, Flora Díaz Parrado, Emilio Roig de
Leuchsenring, Otto Bluhme, Tomás
Castañeda Ledón, Pedro López Dorticós, Conrado W. Massaguer, Virgilio Ferrer
Gutiérrez, José Z. Tallet, Mariblanca Sabas Alomá, José Hurtado Mendosa,
Agustín Acosta, Manuel A. de Varona, Rafael Escalona, Roberto Lago y Pereda, A.
Sánchez Arango, Carlos Guerrero Costales, Ramón Miya, Jesús Menocal, Carlos
Prío, Raoul Ruiz, Zoila R. Mulet, Manuel Guillot, Calixta Guiteras, Porfirio
Pendas, Clara Luz Durán, Sara de Llano, Pablo de la Fuente Brey, José Lloret
Romero, Carlos M. Fuertes, Inés Segura Bustamante, Silvia E. Martell, Ramiro O.
Danesa, R. del Carón, Fernando López Fernández. (El doctor Fernando Ortiz no
pudo firmar por estar en los Estados Unidos, impedido de volver a su país por
el Gobierno dictatorial de Machado.)
•o•
Pueden
estar tranquilos los Intelectuales cubanos. La estatua de Machado, que
comenzara a trabajar Benlliure, no figurará en el monumento a Cuba que se está
levantando en el Retiro. La República española no amparará estatuas de dictadores
y sabrá exaltar seguramente la figura de Martí, el gran libertador.
Un grupo de intelectuales españoles, amigos de
Cuba, se propone expresar su adhesión a los perseguidos en aquella Isla, y su primer
acto ha sido facilitar el enérgico documento que han recibido de sus compañeros
cubanos.
La Voz, Madrid, 22 de mayo de 1931, p.
5.
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