Basta pasar la vista
por la siguiente estadística, para convencerse del gran número de individuos
que por locura ingresan en el Manicomio Nacional y cómo este número ha ido
aumentando.
1895.................... 114
1896.................... 262
1897.................... 222
1898.................... 37
1899.................... 257
1900.................... 361
1901.................... 564
1902.................... 537
1909.................... 992
1910.................... 970
Si examinamos los
factores que pueden concurrir a la enajenación mental (sífilis, alcoholismo,
depauperismo, etc.), vemos que en nuestro país no actúan ni más ni menos que en
otras partes, teniendo más bien a nuestro favor, si apuramos el análisis, diferentes
ventajas, y entre ellas nuestro relativo poco alcoholismo.
Sin tratar de ahondar el
problema y dejando a un lado el factor importantísimo de nuestras continuas
agitaciones políticas y sociales que por más de medio siglo han conmovido a la
sociedad cubana, impresionándola, excitándola; dejando a un lado todo esto,
salta a la vista del observador menos diligente, un factor no despreciable,
como causa de locura en nuestra patria y que hacemos tema de este pobre
trabajo: el espiritismo.
Y, en efecto, no es necesario mucho
esfuerzo, para llegar a la conclusión de cómo han progresado en nuestra
naciente sociedad republicana, las ideas más absurdas de lo maravilloso e
incomprensible: es suficiente para iluminar con luz meridiana nuestro aserto,
pasar la vista por las planas de nuestros mejores diarios y ver el gran número
de sonámbulos, palmistas, quirománticas, espiritistas, etc., que se anuncian y
que, indudablemente tienen cierto éxito.
Ahora bien: ¿cómo actúan las doctrinas
espiritistas en el cerebro humano hasta el extremo de llevarle a la
perturbación de sus fisiológicas funciones? Dejemos la contestación de esto al
psicólogo, y sin salirnos de nuestros estudios mentales, afirmamos desde luego,
que los perturban porque son cerebros predispuestos. Pero ¿hasta llega esa
predisposición? Seguramente que en algunos casos ésta era tan grande que
cualquier hecho ocasional (una intoxicación, una impresión fuerte, etc.)
hubiera bastado para hacer estallar la crisis mental; pero también es indudable
que en otros casos esa predisposición hubiera pasado inadvertida si una
impresión tan sui géneris como la producida por esas doctrinas espiritistas no
hubiera venido a despertarla, poniendo en tortura un pobre cerebro no preparado
e incapaz de discernir lo real de lo supuesto, lo verdadero de lo hipotético.
Trabajo científico éste, no entra, ni
puede entrar en él la discusión doctrinaria de religiones, desde el punto de
vista sectario. Pero desde el punto de vista científico-mental, digamos que las
creencias espiritistas son perturbadoras, debido a los análisis que ellas
entrañan, porque al contrario de otras religiones (del catolicismo, por
ejemplo) que exigen creencias ciegas de fe, en el espiritismo quiere
comprenderse lo incomprensible, analizar lo que no tiene análisis y mirar para
el pasado y para el porvenir como quien mira un paisaje al través de límpidos
cristales.
Hechas estas consideraciones, pasemos a
estudiar ahora la locura ligada al espiritismo.
María Luisa N., aislada en nuestro
Hospital de Dementes, es una señora de unos 45 años de edad, de la raza blanca,
estatura regular, más bien delgada que gruesa, color trigueño pálido, de mala
dentadura, algo miope (usa espejuelos) y de orejas regulares, con lóbulos
adherentes. Al escribir estas líneas, está tranquila, se conduce bien, ayuda al
costurero del Asilo y no exterioriza delirio, ni fobia, ni nada anormal. Nos
pide el alta por considerarse bien de su estado mental y muy en breve,
efectivamente, le será concedida.
Esta señora ingresó en el Asilo el día 27
de Junio de 1910: la acompañaba también, en calidad de enajenado, su esposo
José D. M. En el historial clínico de la observación a que fue sometida en el
Hospital Número Uno y que se acompañó a su ingreso, se atribuye su locura “a la
predisposición orgánica despertada por las prácticas del espiritismo”.
Hemos seguido este caso día por
día: hizo su ingreso bastante excitada, cantaba, reía y era agresiva con sus
compañeras; hablaba con incoherencia de los espíritus. De una observación fecha
30 del mencionado Junio, copiamos: “Tan pronto ríe como canta; no hace caso a
nadie; se excita muy a menudo y es agresiva: dice que ella es la virgen y que
por eso es religiosa, pero al momento dice que es el diablo; habla constantemente,
con mucha incoherencia y es alucinada: todo lo tira y lo rompe. Por la noche no
duerme, hablando constantemente, como por el día”.
Este estado de agitación en el
que es agresiva con sus compañeras y sufre alucinaciones de la vista y del oído,
le duró hasta los primeros días del mes de Octubre. En lo adelante se observó
tranquilidad y empezó a ser obediente. Poco a poco se fue reintegrando a su
estado normal, hasta no presentar actualmente nada de particular, si bien es
verdad que continúa creyendo en las doctrinas del espiritismo.
Hablando con ella nos dice, que
en su casa todos son espiritas; que tiene una hija, que es muy adelantada; que
su esposo es, también, un buen espiritista, desde la guerra del 68, y que ella
lo fue últimamente al convencerse de la verdad de esas creencias.
J.D.M., esposo de la
citada M.L.N., es un hombre más bien alto que bajo, de unos 50 años de edad, de
cara asimétrica, con estrabismo y de orejas sumamente grandes y separadas de la
cabeza, con grandes lóbulos no adheridos. En el historial clínico de la
observación a que fue sometido se atribuye su locura “a la predisposición
orgánica despertada por las prácticas espiritistas”.
En una observación fechada el 10
de Julio de 1910, se lee: “El asilado J.D.M. continúa creyendo en sus ideas
espiritistas; cree ser poseedor de la gracia para poder curar, y a los asilados
-sus compañeros- que se oponen a su tratamiento, suele pegarles. Ha tenido días
de excitación maniaca. Come y duerme bien. Buena salud física actual”. Un poco
después, el 20 de Julio: “Continúa igual, ahora duerme poco y ha estado muy
excitado, víctima de sus alucinaciones”.
A fines de Agosto se vio
tranquilo y como en un estado de depresión, sin hablar con nadie. Más adelante se
excitó algo, y desde entonces viene pasando por períodos de excitación y de
tranquilidad, siendo siempre sus ideas delirantes, incoherentes y de un fondo espiritista.
Este individuo ha estado otra
vez en Mazorra y aunque salió en concepto de mejorado. Nunca ha estado bien de
salud mental.
J. S. H., es una joven de raza blanca, de 22
años de edad y que ha estado dos veces en este Hospital. Presenta, como
estigmas físicos, adherencias en los lóbulos de las orejas y profundidad de la
bóveda palatina.
En su historial clínico se lee:
“Ignórase si en su familia ha habido locos. Se atribuye su enfermedad al
espiritismo”. Del mismo historial clínica extraemos: “Desde su ingreso ofrece
alguna incoherencia, acompañada de excitación, locuacidad y delirio de actos”.
“No ha sido posible entregarle una carta de sus familiares, ni leérsela, por no
prestar atención y encontrarse muy agitada”. “Se encuentra tranquila y presta
atención a lo que se le dice”. “Se acentúa cada vez más la mejoría”.
Y.P.G., es una señora de 42 años de
edad, estatura pequeña, delgada y de consistencia débil. Ingresó el 6 de Agosto
de 1909, permaneciendo a su ingreso en cama, porque decía que los médicos
espiritistas le habían operado de apendicitis, razón que tenía para negarse a tomar
alimento. En una observación del 14 de Agosto, consignada en su historial
clínico, se lee: “Nos manifiesta tener creencia en los espíritus, pues muy a
menudo habla con ellos”.
Estudiando el historial clínico de
esta enferma, encontramos que en los meses de Septiembre, Octubre y Noviembre,
remitió su afección, pasando por una fase tranquila y durante la que se le vio
algunas veces buscar los lugares más solitarios, sentada y sin hablar con
nadie. En Diciembre se volvió a excitar, cantando y rezando en voz alta. Esta
excitación le duró hasta fines de Marzo del año siguiente, en que volvió a
estar tranquila, para volverse a excitar en Julio, por otros cuatros meses, en
los que rezaba y besaba a los ángeles y espíritus. Noviembre, Diciembre y
Enero, lo pasó tranquila, aunque siempre perturbada. Actualmente se encuentra
excitada, pidiendo el alta y diciendo que ella nunca ha sido loca.
En el historial clínico, se lee
este diagnóstico: “Locura sistematizada”.
Pudiéramos seguir citando casos,
pues en realidad abundan las locuras ligadas al espiritismo en nuestro Hospital
de Dementes; mas nos conformamos con los expuestos, primero, porque ellos
encierran las diferentes modalidades de esta clase de enajenación mental, que
hemos estudiado; y segundo, por nuestro deseo de hacer este trabajo lo menos
largo posible.
Ahora bien: por los casos expuestos,
y por otros que hemos observados, podemos establecer las siguientes
conclusiones:
1. El
espiritismo es en nuestra sociedad un factor no despreciable de enajenación
mental.
2. Que
estas doctrinas pueden actuar como causa ocasional de locura en los
predispuestos.
3. Que la
locura ligada al espiritismo puede ser causa de contagio mental, observándose
en estos casos algunas leyes establecidas en la locura a dos (mayor
inteligencia en el contagia, vida parecida, etc.). Más aún, que puede
establecerse una verdadera epidemia como la que se desarrolló en Oriente y a la
que se refieren las siguientes líneas que copiamos de un dictamen fiscal
(aceptado por la Sala de Audiencia de Puerto Príncipe) oponiéndose a la salida
de un asilado del Hospital de Dementes, procesado por homicidio y lesiones
graves, dice: “...que ya desoyó los consejos y advertencias de su familia y
allegados para que abandone las prácticas espiritistas, antes de la
perpetración de los hechos, y tanto más probable es la recidiva cuanto que el
lugar de su residencia está próximo a Santiago de Cuba, centro de la secta de
este territorio, donde se publican periódicos espiritistas y se hace propaganda
que llegó a trastornar el orden de un barrio rural...”
4. Que el
síndrome que comúnmente se desarrolla en esta clase de locura, es el de éxtasis
maníaca acompañada de rasgos semiológicos propios: alucinaciones de espíritus,
delirio religioso, creencias en poderes curativos, además de agitación,
incoherencia e impulsos agresivos. Después de este estado de excitación
maníaca, que varía desde menos de un mes hasta más de un año, tiene un período
de calma, de tranquilidad que termina en la curación de los pocos predispuestos
y que no es nada más que una remisión en los muy predispuestos, en los que se
observa tendencias a la sistematización.
5. Que esta
locura por espiritismo es muy peligrosa, puesto que en el período de excitación
–debido a las creencias de espíritus malos apoderados de personas, a las
comunicaciones que se creen recibidas y a las alucinaciones e ilusiones que
padecen– hacen agresivos a los pacientes. Hemos recibidos muchos casos de
individuos enajenados, procesados por homicidios o agresiones a sus familiares.
6. Que en
estas locuras son muy fáciles las recidivas, porque al volver a sus casas los
que la han pasado, vuelven a su antiguo medio, a los mismos usos, a las mismas
costumbres, bajo las mismas influencias, a las mismas creencias. De aquí que se
observe muchas veces que esta locura en un individuo determinado tome la forma
de locura periódica.
7. Que el
tratamiento de esta clase de afección es la secuestración del individuo, lo más
pronto posible; evitándose así acaso la sistematización, por una parte, y los
peligros que entrañan, por otra; además de los distintos medios que la
terapéutica enseña (baños calientes prolongados, clinoterapia, purgantes,
reconstituyentes, etc.) y que lo vuelva el individuo, una vez reintegrado a su estado
normal, al antiguo medio, sino que cambie de vida, de relaciones y localidad.
Américo Feria Nogales (Holguín, 1872-La Habana, 1956).
Bibliografía:
Algo sobre política económica, La Habana, Imprenta de Rambla y Bouza, 1904.
De la hemiplejía a la epilepsia parcial, La Habana, Imprenta Militar, 1909, 8 p., y Crónica Médico Quirúrgica de la
Habana, 1909; 35:315-21.
Contribución al estudio de la epilepsia, etiología y patogenia, La Habana, Imprenta Militar, 1910, 23 p. 258.
264. Feria A; y Crónica Médico Quirúrgica de la Habana, 1910;36: 431-40; 443-8 y 461-7.
"De la locura ligada al Espiritismo", Américo de Feria (también "Consideraciones
sobre el espiritismo como causa de locura en Cuba"), Archivos de
Medicina Mental, 1911, año 2, mayo-junio, no 5 y 6, pp. 116-20; y Actas
y trabajos del Segundo Congreso Médico Nacional, celebrado en La Habana del 24
al 28 de 1911, La Habana, La Universal, 1911.
Elementos de patología mental, La Habana, Rambla, Bouza y Cía, 1915, 409 p.
“La locura en nuestras razas", Vida Nueva, 1919, Vol. 11, no 2,
pp. 35-37.
"Teoría coloidal en sus relaciones con las psicosis", Presentado
a la Sociedad Cubana de Psiquiatría y Neurología el 28 de abril de 27, Vida
Nueva, 1927.
Psiquiatría. Orígenes de las locuras. Su etiología y patogenia a la luz de
los nuevos conocimientos de psicología experimental, biología y teoría
coloidal, y su tratamiento racional y positivo por las equilibrinas, La Habana, Cultural, S A. , 1928, 170 p.
La vagoastenia, La Habana, 1929.
Otros trabajos: "Contribución al estudio de las neurosis"; "La
demencia precoz", "Síndrome de manía y melancolía" "Tratamiento
de la parálisis general".
Dirigió, El
Oriente, Periódico biográfico, político y literario.
Pena que al principio del siglo pasado existia desconocimiento e ignorancia en cuanto las causas de los trastornos mentales. Cuanto deben haber sufrido esos pacientes y sus familiares. Aun en la actualidad hay desinformacion, prejucios y falta de entendimiento, aunque se ha avanzado mucho en el campo de la ciencia, la psiquiatria y la psicologia.
ResponderEliminarEl "espiritismo" no causa las enfermedades mentales. Los sintomas descrito en el ensayo, son tipicos de la bipolaridad. Enfermedad mental que antes se llamaba maniac-depresivo. Las creencias religiosas o el espiritismo pueden permear las alucinaciones y delirios, sin ambargo, reitero, no causan la enfermedad.