El Excmo. Sr. Brigadier Primo de Rivera, que
con su protección al Joven Solá y Camps acaba de dar un nuevo testimonio de su
noble carácter, debidamente apreciado ya en esta Isla donde ha sabido
granjearse tantas simpatías como caballero y como Gobernante, ha dirigido al Moro Muza la comunicación siguiente:
Sr. Director del Moro Muza
«Muy señor mío; estoy en el deber de dar a
usted expresivas gracias por la benevolencia con que desde el primer momento en
que busqué su poderosa cooperación para excitar el espíritu público en favor
del niño Francisco Javier Solá y Camps, acogió usted la idea, complaciendo mis
deseos dirigidos a hacer público el extraordinario talento calculista de mi
protegido:
Las doy también muy afectuosas al señor Rector
y claustro de la Real Universidad Literaria, por la espontaneidad con que se
prestó a hacer un llamamiento general a los hombres ilustrados del país para
que concurriesen al acto solemne que tuvo lugar en el referido establecimiento
la noche del Jueves 26 del corriente, cuyas consecuencias para el porvenir de
las ciencias matemáticas no pueden ahora calcularse, habiendo llevado su generosidad
basta el extremo de acoger a Solá bajo la égida de su poderosa protección.
Tampoco omitiré una expresión de gratitud al
Sr. D. Antonio Zambrana, Consejero de Administración, que entusiasta siempre por
la juventud estudiosa y por los progresos del saber humano, en un arranque de
ese mismo entusiasmo promovió la suscripción que con tan buenos auspicios se ha
inaugurado.
Dignos son también de mi reconocimiento los
entendidos profesores de matemáticas D. Eduardo Martin Pérez, Antonio Oliver y
Bravo, Joaquín Dueñas, D. Pedro María Montaner, que tan bondadosamente depusieron
sus tareas, y algunos sus clases, por corresponder al llamamiento que se les
hizo, como a los demás de su profesión, para que interrogasen al niño Solá, a
quien trataron aquellos con el cariño más afectuoso.
No menos acreedores son a la conmemoración
pública y a mi aprecio particular, los señores directores de los acreditados
colegios de Santa Bárbara, San Esteban y San Francisco de Sales, que se
ofrecieron generosamente a acoger gratuitamente en los mismos al referido niño,
ínterin se decide el giro que ha de darse a su educación.
¿Y qué
diré del ilustrado profesor Manuel María Mena, que ha llevado su abnegación hasta
el punto de acompañar a su discípulo en su venida a esta capital, siendo quien
ha tenido la suerte de favorecer el desarrollo de la privilegiada inteligencia
de tan asombroso niño, poniéndole en camino de la celebridad que ha alcanzado?
Acreedor es a la consideración pública y a que su nombre se asocie a las
glorias de su precoz educando.
Por último daré también un voto de gratitud a
mi amigo D. Francisco Montaos, cuya cooperación no invoqué en vano apenas
llegué a esta ciudad, pues con la actividad, eficacia y entusiasmo por el talento
que le caracterizan, ha sabido allanar las dificultades para abreviar el éxito
de mis gestiones, para promover el concurso público en que tan brillantemente
ha correspondido el niño Don Francisco Javier Solá a las esperanzas que
habíamos concebido de su genio, respondiendo con el mayor aplomo y seguridad a
los problemas que los profesores tuvieran por conveniente proponerle.
Habana, 28 de marzo de 1862,
Rafael Primo de Rivera”
El Moro
Muza, 5 de abril de 1863
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