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lunes, 30 de junio de 2014
domingo, 29 de junio de 2014
Pequeñas delincuentes
El reformatorio de
Aldecoa tiene 240 niñas a cargo de las hermanas de la caridad. La excelente arquitectura
española antigua de este edificio ya es de por sí una mejora sobre las barracas
militares, hechas de madera, que ocupa el reformatorio de varones, y además en
la institución para niñas se respira un ambiente de bienestar físico y
espiritual.
Las monjas parecían extender sus ingresos de $ 28.00 a la atención
de muchas más cosas que la institución hermana que, según informes, recibe
$ 27.00 para invertirlos en prácticamente el mismo número de reclusos que el
reformatorio de Aldecoa.
En éste se hacían vestidos de algodón con propósitos
comerciales y en bastante gran escala. El acierto de dar ocupación a las niñas
y de proporcionarles una gran oportunidad de ganar siquiera la pequeña cantidad
que obtenían con su trabajo, era evidente; aunque este trabajo en las
instituciones, si se extiende, puede llegar a afectar los salarios pagados en
el mercado regular.
El hecho de que 40 de las niñas que habían sido dadas de
alta en la institución habían regresado voluntariamente y pedido el seguir
viviendo allí porque lo preferían a la lucha para abrirse paso fuera del
reformatorio, indicaba que habían recibido un bondadoso tratamiento y quizás
también que la enseñanza recibida en la institución no las había preparado muy
bien para bastarse a sí mismas.
Como estas instituciones son las únicas que
hay en la isla para el cuidado de la niñez y la juventud delincuentes, deben
dar la pauta en caso de que se principie una labor semejante en otras
localidades. Como que ambas instituciones tienen que tratar con niños
difíciles, la necesidad de seleccionar un buen personal es especialmente importante,
si la labor que se va a hacer va a consistir en algo más que la separación
temporal de la comunidad de niños y niñas indisciplinados.
En ésta, como en
otras instituciones, los niños estarán mejor atendidos si entre aquéllos que
los dirigen hubiese quienes se mantuviesen en contacto con el hogar de los
pequeños reclusos y estuviesen atentos a sus progresos una vez dados de alta.
Una niña o un niño pueden ser recluidos por una pequeña ofensa cometida a la
edad de 10 años, y a menos que sus padres o sus tutores se hagan cargo del
pequeño delincuente, este debe permanecer en reclusión hasta que tenga 19 años.
Aunque la institución para niñas es muy superior a la de los niños, ninguna de
las dos está capacitada para desempeñar la difícil tarea de preparar al niño o
a la niña delincuentes para su incorporación a la comunidad.
Problemas
de la Nueva Cuba, Foreign Policy Association, New York, Cultural
S. A, La Habana, 1935, pp. 189-90.
sábado, 28 de junio de 2014
La meretriz menor de edad
Matías Duque
Las hay de
tapadillo, fleteras, viajeras. Se nos dice que al terminar la guerra, más de
100 niñas, de 10 a 14 años de edad, fueron recogidas por la policía y por la Sección
de Higiene y entregadas a sus padres o tutores. Si estos no tenían medios para
hacerse cargo de ellas, o si no querían hacerlo, eran llevadas al asilo del
“Buen Pastor”, institución creada y mantenida en Francia por santas religiosas
y por la sociedad francesa, y que se extiende hoy por toda la tierra civilizada.
Más tarde fueron llevadas a un asilo que creó el Gobierno Militar interventor,
asilo que fue suprimido por el Gobierno cubano; también la intervención militar
americana creó, con el nombre de Aldecoa, un asilo donde debían ser recluidas,
para su reforma moral, las menores delincuentes, pero la Administración cubana,
al suprimir el anterior asilo, entendió por delincuentes también a las menores
prostitutas [...].” (pp. 149-150).
Anticiparse
al derrumbe moral
Es preciso
que los maestros de enseñanza estudien al niño y fijen con un perfecto
conocimiento las inclinaciones naturales o impulsadas a virtud de una viciosa
educación, y den cuenta a las Juntas de Educación, para que éstas, por medio de
sus delegaciones de barrios, amplíen la investigación y anoten en las historias
clínicas -permítase la frase- de estas pobres criaturas, el carácter de sus
padres, la manera de vivir de éstos y el abandono en que ellos tienen al menor,
y las malas costumbres que ante ellos ejerciten” (pp.152-153).
Las Juntas
de Educación, con sus delegaciones de barrio, deben ser autorizadas para
separar a todo niño o niña que carezca de un medio de vida doméstico,
conveniente para el desarrollo de una sana moral, para llevar ese niño o esa
niña a la Escuela Reformatoria; de esas escuelas reformatorias deben salir transformadas. La giba moral debe ser suprimida, y cuando
menos, si no se puede suprimir por completo esa joroba, debe tratarse que de
ahí en adelante el árbol de la vida de esos niños crezca recto, hermoso,
tonificado vigorosamente por la savia del bien y de la virtud (p. 153).
Si no se reforma, debe enviarse a las cortes juveniles o correccionales, para ser
sentenciado hasta la mayoría de edad a la reclusión en las escuelas
correccionales (p. 154).
La prostitución en Cuba, 1914.
Informe sobre la escuela correccional de Aldecoa
Delegado
por la Junta Administrativa de la Escuela Correccional de Aldecoa, honróme una
vez más, y compláceme al cumplir con este deber, venir a oír la voz de aquellos
que con conocimientos suficientes de los fines de la Beneficencia, tanto por
conveniencia de la comunidad, cuanto por amor al prójimo, pueden ilustrarnos y
contribuir á que sean fructíferas las tareas de estas Conferencias, en favor de
las instituciones del país, aliviando y disminuyendo los sufrimientos de los desheredados
de la fortuna, y protegiendo á la sociedad, de los perjuicios que se originan
por el aumento de estos males, y de otros que también son productos de la
indigencia y degeneración de los menos favorecidos por la Naturaleza.
Hánse criticado estas anuales fiestas, como de
recreo y pasatiempos agradables. Nadie como nosotros, siente que los resultados
sean tan lentos; es decir, que desde la Primera Conferencia, no, digo, que los
hombres habitáramos el Paraíso y cual Adán y Eva estuviéramos preservados de
males y completamente felices, (si es que otro deseo, no viniera á
perturbarnos), de seguro que si así viviéramos, no tendríamos necesidad de
hablar de Beneficencia, ni aún de practicarla, más como por desgracia, ó para
bien de todos, el mundo no es un Paraíso, y después de lo complejo que es el
hombre, no dejó la Naturaleza de rodearlo de complejidades mayores, he ahí la necesidad
para beneficio de todos, de que esté constantemente combatiendo los males que
le afligen, y de los cuales es el principal, la ignorancia, que después ríe no
permitirle conocer la verdad, lo conduce a ciegas, en busca de la felicidad
individual, realizando actos, en los que las más de las veces, sólo encuentra
placeres que a la par que se convierten en su propio daño, siempre infligen
sufrimientos y males para los otros hombres.
Debido a esto, imperiosa es la necesidad de la
asociación, que regula y armoniza nuestros actos, para que sin haber llegado al
súmum de la igualdad y equidad, sirva de protección a todos. ¿Cómo sería
posible conocernos los que de una misma manera pensamos y sentimos, sin
asociarnos?, y ¿cómo es posible que no se sienta cansancio y pesar, si en toda
reunión no se mezcla algo alegre, que distraiga el espíritu y releve el alma,
del pesar que le producen los graves problemas de la vida, y más aún, allí,
donde no se habla sino de males y sufrimientos de nuestros semejantes? ¿Cómo
dejarían estas Conferencias, gratos recuerdos de amistad y unión, que aumentado
la cohesión social, favorecen el desarrollo de las ideas y sentimientos que
preparan a la masa social, suavizando las durezas y egoísmos de los unos, y
permitiendo llevar sino a todos, por lo menos a los más generosos, los elevados
principios de altruismo y moral, realizándose por este medio, entre otros
beneficios, el de la conservación de estos grandes ideales, que están expuestos
á perecer como todo, sin la constante propaganda, y sin las lecciones y
experiencias que de estas Conferencias se obtienen, y las cuales han
contribuido a la mejor organización de la Beneficencia en todas la comunidades?
Ahora bien, no es posible que los progresos en esta materia, sean tan rápidos,
si se atiende a que este es un país demasiado nuevo y a que no han desaparecido
los vicios de la Colonia, con su carencia de educación cívica, donde los
horrores de la esclavitud, con su ola de corrupción y disolución, y las
consecuencias de la Guerra de la Independencia, con su reconcentración y
crueldades, destruyeron todas las fuentes de virtud, cegando la piedad y los
sentimientos más elevados y altruistas, para dar cabida al egoísmo personal, como
de propia defensa; y recordemos que el Gobierno Colonial, solo atendía a la
conservación de los derechos de conquista formándose con el celo y persecución
de los delitos políticos, un pueblo de conspiradores y suspicaces que laboraba
en contra de las Instituciones, destruyendo así las virtudes cívicas necesarias
al funcionamiento perfecto de la comunidad, y para complemento de males, las
guerras por la Independencia, cuyas persecuciones, obligaron á los más a
convertirse en egoístas e hipócritas, que tan pronto ponían cara de Españoles como
de Cubanos, sin que por esto dejaran de ser insultados, por no ser creídos. Con
razón pudiera decirse, que fue tal el rebajamiento del carácter, que asombra el
ver que existan entre la comunidad, donde ayer el altruista fingía dureza para
con el hambriento que pululaba por las calles para que no se le tomaran por
enemigo y donde el rico escondía su comida y sus trajes para no exponerse á la
miseria, donde otros aparentaban sentir por una idea, cuando eran conspiradores
activos de otra, donde aún hombres de los más notables y superiores han confesado
estos delitos, y recordando aquella luctuosa época, se les perdona su
apostasía, y casos hubo, en que padres y madres, veían con placer que acabaran de
morir los hijos enfermizos, para que el pan fuese suficiente al resto de la prole,
donde ellos mismos se escondían para roer el pedazo de pan que conseguían; en fin,
ricos y pobres, superiores e inferiores, tuvieron necesidad de convertirse en
aduladores e hipócritas, despiadados y pordioseros, para poder salvar la vida
de tan tremenda hecatombe, y hasta los que se encontraban en el extranjero;
atendían al sostenimiento de la guerra, como medio de poner fin a tantos males:
acción muy loable, pero que como todas las de la guerra, los endurecía, destruyendo
los más caros sentimientos de piedad, de que el ser humano debe estar dotado;
pues aún por hermoso que sea el patriotismo, es un amor egoísta e interesado,
que la mayoría de las veces, destruye los más elevados sentimientos, pasando
por encima de la justicia y del más grande de los amores, que es el amor a sus
semejantes, y a la piedad y respeto que cada ser debe inspirarnos, al tenernos
en cuenta que tiene un corazón, que cual el nuestro, siente y sufre. Este es el
verdadero cuadro, el que debemos recordar, pese a quien pese, y es oportuno que
hoy en la paz y completamente felices, seamos precavidos, para que a nombre del
patriotismo, no extraviemos a la comunidad, de los más elevados ideales
humanos, que son las grandes virtudes que deben poseer los hombres, para gozar
de los dones que Dios les dio para la felicidad de todos, y desconfiando siempre
de las exageraciones patrioteras, que a menudo son extravagantes y locas, y en
otros casos, acordémonos de que a nombre del patriotismo, no sólo se han
cometido los más grandes errores de la humanidad, sembrando el número de males,
si que también a través de la historia de todos los pueblos, los más grandes
bribones, siempre han alardeado de patriotas, y arrastrando á las masas, han inmolado
millares de víctimas para lograr su fines personales.
No creo exagerado este cuadro de males; y ¿cuán
orgullosos debemos sentirnos los cubanos, al ver que los odios han muerto, y
que el heroísmo del campo de batalla, se ha sustituido por la piedad y la lucha
constante, discurriendo el modo de aliviar las miserias, y procurando poner
término a tantas desventuras, ya individual y colectivamente o por medio de la
acción de los poderes públicos, que contribuyen al sostenimiento de estas
instituciones, que si no están más adelantadas, por lo menos, se encuentra
tanto como la de las viejas naciones, en donde nadie se desespera por carecer
en éste como en otros órdenes, de algo más científico, ellas han luchado miles
de años y continúan ensayando sistemas que no siempre dan buen resultado, y no
por esto, se abandonan ni dejan de trabajar, preparándose así a la readaptación
para el mejor cumplimiento de los altos fines de la civilización. De igual
manera, hánse empleado por algunos, infructuosas e inútiles críticas de las instituciones
benéficas; toda vez que no indican sistemas o tratamientos que pudieran
ensayarse; y conste, que muy lejos de herirnos la crítica, al contrario, nos
causaría gran placer, que señalándose los defectos y aún criticándose todo el
sistema que se sigue hasta el día, se nos indicara el tratamiento que debiera
seguirse para beneficio de las instituciones de referencia. Reconocemos tanto
como el que más, que como toda enseñanza, es monótono el sistema adoptado, y nos
alegraríamos infinito, de que se propusiese o implantase algo nuevo y de seguros
resultados; pues por más que tanto los miembros de esas Conferencias, como el
personal de las Instituciones, se sienten legítimamente orgullosos de los elogios
de que también somos objetos por la mayoría de las personas que las visitan y
conocen los males que hemos remediado, no llega la ceguedad á ocultarnos, que son
lentos y no de seguros resultados, los métodos practicados hasta el día.
Contrayéndonos a los Correccionales
especialmente, veamos que es difícil la readaptación, tanto en los seres normales
como en los degenerados, cuando porque ¿cómo es posible que subsistan los
hábitos adquiridos en dos tres ó cinco años de Correccional, cuando al salir de
la Escuela desgraciadamente vuelven las jóvenes al lugar o centina del vicio y
de la corrupción de donde las sacamos, y en donde pasaron también más años de
hábitos viciosos? No, esto no es posible. Excepcionales son los casos, en que
las señoritas que salen de estos Asilos, dejen de rendir culto al vicio y a la
corrupción después, siendo la causa principal, lo insano que es el ambiente exterior,
y el cual necesitamos mejorar mucho, tanto para evitar la recaída de las
reformadas, cuanto para que no surjan deformados, a quienes se asila para su
propio beneficio y alivio de la comunidad. Cúmpleme recordar, que más de una
vez liemos propuesto, que los niños y niñas al salir de los Asilas, aún después
de los 18 años de edad, deben ser vigiados y protegidos por la Junta de
Beneficencia, hasta los de1 21 años, y que se procure colocarlos en el campo
siempre en lugar distinto de aquél en que se extraviaron; como también
aconsejar la promulgación de unas en contra del concubinato y la mancebía, que
es la principal causa de tanto degenerado y de la criminal mortandad de niños,
que existe en nuestro país, acusando completa carencia de sentimientos y de
moral, en nuestro ambiente social.
Hácese necesario también, que el Gobierno
establezca un Asilo para niños huérfanos, por ser altamente perjudicial, que
por más de una Autoridad, tanto de los Sres. Jueces, como del propio
Departamento de Beneficencia, se envíen a los Correccionales niños que son recogidos
en la calle por falta de albergue donde asilarlos, olvidándose de que a estas
Escuelas, sólo deben ir niños anormales, que cometen faltas que son
clasificadas como criminalidad; y no debe un niño porque esté abandonado por
sus deudos, o simplemente por faltas leves, y por carecer de instituciones apropiadas
u Orfelinatos, ser enviado al Correccional, donde en su mayoría son criminales
o degenerados.
Urge también, algunas reformas en estas
Instituciones, como son las celdas o dormitorios para cada asilada, tanto para
evitar el desarrollo de determinados vicios, cuanto para despertar el amor al
hogar y a los pequeños cuidados que éste requiere, y que da lugar á sentirse el
deseo de la sociabilidad, siéndoles después más agradables y amenas, las
reuniones en el Salón de la Escuela, talleres, juegos, y también en las
prácticas religiosas; en una palabra, que el amor al hogar, se sume la cultura
social.
El sistema que seguimos, es el de dividir los
niños en los alojamientos, por grupos, edades, hábitos e inclinaciones; no
desconociendo que la Institución no ha llegado aún al complemento del sistema
más científicamente recomendable, que es el de colocar a las asiladas en grupos
de 20 o 25, habitando con una familia de buenas costumbres, educación y
excelente moralidad, a objeto de que cuando las niñas salgan del departamento del
trabajo, de la clase, juego o paseo, se entreguen al reposo, pequeños
quehaceres, minuciosidades del hogar y demás ejercicios y atenciones de la vida
de familia, que les enseñan hábitos, ternezas y sentimientos, educándolas para
la vida de la familia, condiciones bajo las cuales debe formarse el carácter
individual, huyendo siempre de las cuatro paredes del Asilo o del Convento, que
también por lo sistemático y monótono, sólo están llamados a crear autómatas y
egoístas. Ahora bien, luchase en los países qué existen estas instituciones,
por elevarlas a esta altura, más la falta de preparación en la humanidad actualmente,
para llevar a cabo tan trascendental reforma, para la que se necesitaría
personal también educado, generoso y moral, que aún escasea tratándose de la
familia, a la que la mayor parte de los padres, no le prestan los verdaderos cuidados
que demanda la educación de sus hijos, y que en la mayoría de los casos y de
las familias son mejores educadas, está entregada a ciertos seres, que dada su
incapacidad y dificultades para ganarse la vida, se dedican a servir de
tutores, o a los colegios internos, donde se instruye, más no se educa, y donde
se contraen las más de las veces, gran número de enfermedades, por la pésima
alimentación.
Y así, ¿cómo es posible que podamos tratar tan
estética, altruista y elevadamente moral, estas instituciones, si la mayoría de
la sociedad, como antes digo, por falta de preparación, de amor, o con sobrado egoísmo
u otras causas, ni a sus hijos prestan la atención debida? Por lo que, conformémosnos
en reconocer, recomendando éste como el mejor sistema, desconociendo al mismo
tiempo, que se haya implantado en toda su pureza; y tanto por estas causas como
por la falta de recursos, los colocamos como antes dijimos, separados por
edades y conductas, en tres o cuatro departamentos; dispuestos; siempre a llevar
a cabo estas reformas, si se facilitaran por el Gobierno o la comunidad, los
recursos necesarios para colocarlos en familia, o colonias, selectándolos y clasificándolos,
tanto por su conducta é inclinaciones, cuanto por edades y desarrollo físico.
Establecidos ya así, o séase, en tantas
colonias de familia o departamentos necesarios, fácil es lo demás; pues como
dijimos el anterior año, las tareas de una Escuela Correccional, no son de
distinto carácter a las de las demás Escuelas, diferenciándose únicamente, en
que su método es tan elevado, cual debía ser el de la Escuela Pública en la
infancia, que más que a instruir tiende a educar, e instruya para desarrollar
el entendimiento y poder afianzar la educación; por medio del recreo,
alimentación, ejercicios al aire libre, nociones de higiene y de trabajo, los
hacemos saludables y les damos la suficiencia propia para la lucha por la
subsistencia.
Consisten las penas, en la supresión del
recreo, paseo y premios que concedemos en el mayor número posible, siendo la
labor muy ardua, toda vez que se trata de sustituir el amor, cuidados y cariño
que de sus padres le falta, y ayudados por la constante vigilancia, con
ejemplos de moralidad, refinamiento en las costumbres, y prácticas morales que
se lleven a conocimiento del niño, demostrándole su utilidad en el presente y
porvenir, obligándoles a practicarlas lo mismo en la clase que en la mesa, en
el trabajo que en los ratos de recreo, les damos hábitos, que si al salir de la
Escuela, encontraran una atmósfera buena y sana, no serían fácilmente
olvidados.
Régimen interior.—Levántanse las niñas, a las
cinco y inedia en el invierno y a las 5 en el verano, concediéndoseles cuarenta
y cinco minutos para tomar una ducha y vestirse. Desayunan de seis y media a
siete, desde cuya hora hasta las ocho hacen limpieza general. De ocho y media a
once y media, entran en clase la primer sección, compuesta de las menores;
mientras la segunda va al lavadero y la tercera entra en el taller de costura y
trabajos de cocina. De once y media a doce, almuerzo. De doce a una, recreo. A
la una y media, las que fueron a clase por la mañana, pasan a costura, cocina y
lavadero, y las dos (secciones que de mañana estuvieron ocupadas en estos
trabajos, entran en clase de dos y media a cinco y media de la tarde. Comida de
cinco y media a seis; entreteniéndose desde esta hora hasta las ocho, con
recreos en los patios, donde tienen juegos de distintas clases y pasatiempos
agradables. A las ocho empiezan a recogerse, y a las ocho y media silencio en
los salones dormitorios, donde duermen con luz y atendidas por dos Hermanas y
varias de las asiladas. Los domingos paseos en el Prado anexo a la escuela, y a
distintos lugares de la vecindad; también otras tardes, se emplean en labores
de cultivos en el jardín y huertas del Colegio.
En la actualidad tenemos 69 asiladas; de las
cuales, 32 son blancas, 1 amarilla, 18 mestizas y 18 de color, gastando en
ellas y en 15 empleadas y 6 empleados, 25 centavos diarios para cada uno, en
alimentación que es bastante buena y sana; y en equipos, enseres de cocina, limpieza,
vajilla, calzado y vestuario, $250.00 mensuales. Como el pasado año, repetimos
que el número de asiladas es menor, demostrándose con esto, que van en
disminución los estratos sociales y mejora el ambiente exterior, o quizás que
las Autoridades se ocupan menos, de asilar éstos detritus.
Encarecemos como siempre, la necesidad de
ampliar el número de edificios de que se compone esta Escuela, para establecer
otros dos departamentos por lo menos, y poder dividir el departamento de
reprensibles, en mayores y menores, constituir otro Departamento, en el que se
colocará a las reformadas, para pasar el último curso, antes de su salida de la
Escuela. Réstanos, cumpliendo con una deuda de gratitud, dar las gracias al
Major Greble, por el empeño y atenciones que ha demostrado para con la
Institución, y esperamos que al restaurarse la República, nuestros Gobernantes
no se olviden de las necesidades que reclaman estas Instituciones, y la
beneficencia en general, para que las tareas de estas Conferencias, sean
fructíferas y provechosas, no sólo á nuestros semejantes necesitados, si que
también a la comunidad.
Habana,
26 de Febrero de 1908.
jueves, 26 de junio de 2014
Mr. Pitcher
¿No
has oído hablar de Mr. Pitcher, el Juez Correccional habanero, de la Primera
Intervención? No es difícil, pero las gentes al comenzar el siglo le llamaban,
con más frecuencia, ten days o ten dollars, es decir diez días o diez
pesos. El famosísimo juez, tal era la multa que imponía a la mayoría de los
llevados a su presencia, y entre ellos a los carretoneros acusados por Miss
Jeanette Ryder de apalear a sus mulas, y a los conducidos por la policía por
andar por las calles en camiseta, y hasta por mostrarse con esa indumentaria en
puertas y ventanas. ¡Como se sorprendería Mr. Pitcher, de vivir en estos días,
al ver las calles colmadas de personas en camisetas de sport, pero camisetas al
fin!
Cuba y América, 1903; y fragmento, "Lección 55. Costumbres y diversiones actuales de los habaneros", Guije.com