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domingo, 8 de diciembre de 2013

Nowack en la Academia



  Discurso del Presidente de la Academia de Ciencias Juan Santos Fernández al comenzar su Conferencia el Sr. Nowack. 
 
 20 de abril de 1906. 

 Ocupará esta noche la tribuna de la Academia de Ciencias, el señor José Federico Nowack, director del Instituto Nowack de Londres y de Viena y persona que no es ya desconocida para la mayoría de los que me escuchan desde que hizo su presentación a un público escogido el Dr. Eduardo F. Pla, Director del Instituto de 2da Enseñanza, en el establecimiento a su digno cargo, en la noche del sábado 10 de marzo último pasado.

 El discurso del Dr. Pla circuló profusamente y esto me ahorra en provecho del auditorio hacer la minuciosa exposición de la vida y trabajos del conferencista que dentro de breves minutos nos deleitará con sus curiosas experiencias acerca de una planta conocida vulgarmente entre nosotros con el nombre de peonía.

 Hace unos 22 años me cupo el honor de llamar la atención de esta Academia (l) a propósito de las aplicaciones de la peonía (abrus precatorius) en el tratamiento de las oftalmías, entonces en boga; pero esta noche el señor Nowack la saca de la modesta condición de planta capaz de llenar un indicado en terapéutica para elevarla por sus funciones a usos verdaderamente maravillosos cual tendremos ocasión de apreciarlo dentro de un momento.

 La hipótesis sostenida por el laborioso observador en los comienzos de sus investigaciones respecto de una relación entre las condiciones eléctricas de la atmósfera y la posición que adoptaban las hojas en presencia de una tempestad, lo ha llevado, merced a estudios sistemáticos, al descubrimiento de la exquisita sensibilidad de la planta, no consignado en la ciencia y es una de las bases fundamentales de su sistema de predicción del tiempo y de los fenómenos seísmicos de la naturaleza.

 La Academia de Ciencias, inspirada como el Instituto de 2da Enseñanza, que nos dio a conocer por primera vez al hábil investigador extranjero, en el deber de acoger y amparar a quien quiera que cultive la ciencia y aspire legítimamente a dar a conocer el fruto de su labor y constantes desvelos, ha vencido cuantas dificultades materiales se le han presentado, para que en la conferencia de esta noche tuviere el Sr. Nowack una nueva oportunidad de exteriorizar sus anteriores conocimientos y las tareas a que se ha consagrado durante su permanencia entre nosotros.

 En esta obra meritoria ha secundado los deseos de la Corporación su digno miembro el insigne naturalista doctor Carlos de la Torre, tan dispuesto siempre a hacer ciencia propia y a favorecer la iniciativa de los demás en este sentido.

 No quiero robaros el precioso tiempo que necesitamos para ver y oír las demostraciones del Sr. Nowack con el auxilio de las proyecciones y he de terminar repitiendo y haciendo mías estas palabras del Dr. Eduardo F. Pla en la conferencia del Instituto. "Podrán no tener el descubrimiento del Dr. Nowack ni sus teorías, el valor tan absoluto que les dan y le niegan otros sabios; podrán ser concepciones fantásticas de una imaginación exuberante, pero siempre le cabrá la gloria de haber señalado en una planta, por cierto silvestre en nuestros campos, la peonia, propiedades hasta entonces desconocidas, habrá que admirarle por su infatigable actividad, por su invencible constancia, para imponer sus teorías y para que su conquista sea verdaderamente útil a la Humanidad." 

 20 de abril de 1906. 




 La Academia, que siempre que se trata de ciencia brinda generosamente su tribuna, cedió sus salones en esta fecha, para una conferencia en la que, por medio de proyecciones, el Sr. J. F. Novack explicó sus estudios sobre la peonía (Abrus precatorius) y su sistema de la predicción de los fenómenos atmosféricos y seísmicos. Como el Sr. Nowack no posee el castellano, el Dr. Carlos de la Torre se encargó de exponer las doctrinas y observaciones del observador austríaco, a quien el Sr. Presidente había presentado oportunamente, haciendo constar que la Academia, fiel a sus tradiciones, le brindaba su tribuna, pero no se hacía solidaria de sus teorías. 

 El citado observador pretende poder predecir la aproximación y aparición de los fenómenos meteorológicos: lluvias, tempestades, etc., y seísmicos: temblores de tierra, erupciones volcánicas, etc., por los movimientos de la planta, influenciada a su vez por las manchas solares; todo esto anunciado con una seguridad muy poco conforme con lo estatuido por la ciencia, hasta el día, y que hace dudar de la seriedad del investigador.


 (1) La peonía que se usa en oftalmía, Crónica Médico Quirúrgica, 1885. —Anales de la Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de la Habana. —Tomo XIL —Pág. 530. —Año 1884.


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