El 18 del actual llegó a esta ciudad, procedente de
Nueva-Orleans, la comisión china que preside Chin-lan-pin, acompañado de
algunos hijos del celeste imperio y de dos intérpretes, uno francés y otro
americano. Chin-lan-pin viste el traje de su país y usa el botón azul y la
pluma de pavo, distintivo de su categoría de mandarín de tercera clase.
Está
hospedado con los suyos en el Hotel Telégrafo. Una comisión del Ayuntamiento
fue a saludarle, y él, a la vez, se apresuró a ir a ofrecer sus respetos al Excmo.
Señor Capitán General y al Gobernador Político Interino, excelentísimo Sr. D.
Julián de Zulueta. El general Jovellar lo invitó a su mesa, pero Chin-lan-pin no
ha podido tener este honor por encontrarse indispuesto, según manifestó. Lo
propio sucedió con una función dada en su obsequio (o en el del bolsillo de sus
empresarios), en el teatro de Albisu, a la cual tampoco asistió. Se conoce que el
mandarín chino no está muy familiarizado con el trato europeo.
Por lo demás, nada ha hecho hasta ahora —que
sepamos— respecto a sus paisanos, ni apenas se han ocupado estos del
comisionado celestial. Creemos que nuestros colegas de Madrid han dado a
la misión de Chin-lan-pin exageradas proporciones. En esta se le ha recibido
como puede recibirse a un hombre que lleva un descomunal botón azul y una pluma
de pavo, si bien en las regiones oficiales se le ha tratado con la debida
cortesía.
La Habana, marzo de 1874
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