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viernes, 8 de febrero de 2013

Reflexiones de un militar sobre el verdadero heroísmo






 Desde que emprendí la brillante carrera de la Milicia, he leído muchas historias llamadas morales (…) Toda la antiguedad ha resonado sus elogios, cuyo eco se ha extendido hasta los tiempos más remotos de la acción de Catón Uticense. Este romano se da a sí mismo la muerte por no caer en manos de César. Esto se ha llamado universalmente virtud, heroísmo; yo lo llamaría mejor orgullo, soberbia. Nadie es dueño de su propia vida. Dios nos las ha dado, solo Dios os la puede quitar. ¿Y por qué Catón se mata a si proprio? ¿Qué bien público o particular resulta de su horrorosa acción? ¿Liberta a su patria, la saca de la esclavitud? No: él solo se sustrae a la ignominia de verse dependiente… ¿En todo caso la virtud no consistía en sufrir?

 Papel Periódico de la Havana, no 40, jueves 17 de mayo de 1804, p. 157.

 Texto atribuído a Manuel de Zequiera y Arango (Emilio Roig de Leuchsenrig: La literatura costumbrista cubana de los siglos XVIII y XIX. Los escritores. Oficina del Historiador, 1962, p. 15). 

 

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