Pedro
Marqués de Armas
En
una antología de casos curiosos de la psiquiatría cubana debe figurar, sin
duda, el de aquel soldado gallego que entró en un estado de catalepsia que se
prolongaría por espacio de catorce meses. Camilo Martínez, de 22 años y oriundo
de A Peroxa, aldea cercana a Orense, había llegado a La Habana en 1882. Al año
de estar en suelo cubano sufrió accidentalmente una herida de la que se repuso,
eso parece, sin mayores consecuencias, no así del extremo abatimiento en que
cayó y que fuera atribuido a una profunda nostalgia por su patria. A comienzos
de 1884, aquella melancolía comenzó a complicarse con ataques intermitentes de
catalepsia, hasta quedar meses más tarde sumido en una inmovilidad y sopor
absolutos que motivarían su ingreso en el Hospital Militar de San Ambrosio, y,
cómo no, su baja del Servicio Militar.
Desde
mayo de 1884 hasta julio de 1885 Camilo Martínez permaneció en perenne
catatonía, si bien el término que se empleó para definir su estado fue el de
catalepsia. A veces murmuraba algunas palabras, tosía o estornudaba, pero no
movía los párpados ni ninguna de las extremidades que adquirieron, entretanto,
una consistencia especial que permitía doblarlas como si se tratara de un
muñeco. Había que abrirle la boca y
empujarle los alimentos, y casi dormía contínuamente. Se le trató con estricnina y bromuros a altas dosis,
se le aplicaron corrientes de Gaiffe, se prescribieron duchas frías, pero en
realidad todos los remedios resultaron vanos.
Fue
entonces que entró en escena Carlos de la Torre, el futuro naturalista, joven
médico que dirigía por aquellos años la prestigiosa revista La Enciclopedia.
Graduado en la Escuela de Medicina de San Carlos, en Madrid, y alumno de
Esteban Sánchez Ocaña, de la Torre pidió permiso al médico militar Tolezano
Mercier para estudiar el caso. Para el médico cubano se trataba de una
catalepsia secundaria, complicación de alguna forma de alienación mental.
Y siguiendo a autores como Falret y Jaccoud, barajó diagnósticos como demencia
melancoliforme, lipemanía profunda, etc, para definir -por último- el cuadro
clínico del paciente como catalepsia melancólica.
En
principio, de la Torre siguió empleando los tratamientos que habían prescrito
los médicos militares españoles. Pero en conocimiento de los resultados obtenidos
con la música por Charcot en la Salpetrière, para este tipo de enfermos, e
imbuido del recurso (ya entonces muy extendido) de entender los problemas mentales
del inmigrante –sobre todo si eran soldados o dependientes del comercio- como
consecuencia invariable de la “nostalgia por la patria”, solicitó que se
le permitiera realizar el siguiente ensayo: aplicar al inmóvil soldado una
sesión diaria de gaita y tamboril.
En
efecto, los resultados de aquel tratamiento no se hicieron esperar. Desde la
primera sesión el enfermo comenzó a abrir los ojos y a moverse en la cama. Llegó luego a acompañar
la música con las manos y responder con monosílabos cuando se le hablaba “en
su lengua natal”. Tras unas pocas tandas de “muñeiras” y “fandangos” salió
definitivamente de su prolongando estupor.
Camilo
Martínez fue devuelto al terruño, aunque, según se afirma, en un estado mental
próximo a la demencia.
El Dr.
Carlos de la Torre y Huerta recogió buena parte de lo concerniente a la evolución
clínica del soldado en su artículo “Un caso notable de Catalepsia”, publicado
en La Enciclopedia en julio de 1885.
Sobre
el profundo y prologando “sueño” del militar gallego y sobre el gaitero que le
hizo "despertar" se escribieron en su época no pocos artículos. Por
haber, hubo desde textos jocosos y vernáculos, lo mismo en la prensa cubana que
en la gallega, hasta notas alarmantes en sociedades espiritistas. Bajo el seudónimo R. E. Maz, Ramón Meza escribió una crónica sobre el cataléptico en una revista hoy difícil de encontrar. Algún relieve
tiene que haber cobrado el caso en cuestión, para ser recogido ya en 1896 en el
famoso libro Anomalies and Curiosities of Medicine, de Gould and Pyle.
http://diariodeunmedicodeguardia.blogspot.com.es/2015/09/sobre-el-cataleptico-de-la-habana-y-la.html
ResponderEliminarSobre el Cataléptico de La Habana y la gaitoterapia: Viejas y nuevas noticias.
El capítulo "Nostalgia, catalepsia, locura y gaitoterapia: Historias de galegos en Cuba en el período de fin del siglo XIX y primeras décadas del XX" (autores: David Simón Lorda y Emilio González Fernández.) se puede descargar en el enlace:
https://www.researchgate.net/publication/235153741_Nostalgia_catalepsia_locura_y_gaitoterapia_Historias_de_galegos_en_Cuba_en_el_perodo_de_fin_del_siglo_XIX_y_primeras_dcadas_del_XX
Gracias David Simón,
ResponderEliminarExcelentes las publicaciones de diariodeunmédicodeguardia y el artículo Nostalgia catalepsia locura y gaitoterapia, que no conocíamos.
Lástima que no tengamos a mano el texto de Carlos de la Torre.
Un saludo,
Pedro
Gracias. Un saludo desde España. Si un día consiguen el trabajo de Carlos de la Torre ya me avisarán.
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