Las peleas de gallos son las más populares. Para ellas hay muchas crías de gallos finos o ingleses, que son los mejores, distinguiéndose estos por la mayor o menor pureza de su casta, que a veces lleva el nombre del criador o dueño del patio (así se llama el cercado donde se crían los gallos). Los finos tienen a veces precios exorbitantes según su mérito o celebridad heredera o adquirida en la lid. Hay varios modos de pelear: al cotejo; esto es midiendo a la vista el tamaño o espolones de ambos gallos, al peso, o pesándolos si los espolones son iguales; tapadas cuando se casa la pelea sin haber visto los gallos; de navaja o cuchilla cuando se les ponen en los espolones para hacer más breve la lucha: y al pico, cuando pelean sin armas artificiales. El edificio en que lidian se llama valla; es de madera, de planta circular o poligonal, techado y con gradas interiores en forma de circo, cuyos asientos delanteros sirven de lunetas: el terreno que queda al centro se riega de aserrín, y en él se echan los gallos a lidiar. Mientras se casa una pelea, dice don Esteban Pichardo, toda la plaza se llena de gente y gallos para ver, oír o ajustarla: apenas se grita afuera de la valla!, todo el mundo ocupa los asientos sin distinción; la plaza se despeja permaneciendo solo los dos gallos en manos de los galleros; hacen una ligera prueba y sueltan los gallos adversarios a un tiempo: esta fue una señal de revolución; de todas partes la algarabía, la grita descompasada, continua, infernal, movimiento y gesticulaciones violentas, aturden al que contempla esa reunión más democrática que ninguna otra; el caballero apuesta con el mugriento, el mozalbete trata con el anciano orgullosamente; el condecorado acepta la proposición del guajiro; el negro manotea al noble*, todos hablan o gritan a un tiempo; algunas voces sobresalen… Voy 50 pesos al giro… voy 6 onzas… En este momento un golpe contrario aumenta el ruido y la confusión; Voy 10 a 8 al indio… Voy 12 a 8… Así se hacen en poco tiempo mil apuestas con cantidades y logros diferentes en medio de la mayor confusión, y todos se entienden, ninguno se olvida ni falta al cumplimiento instantáneo de sus obligaciones luego que la muerte o huída de alguno de los contendientes decide la pelea."
En las grandes
fiestas populares, por ejemplo las pascuas y los días del Santo Patrono del
pueblo, las mujeres toman parte en esta diversión. Entonces se dividen los
concurrentes en dos bandos, afiliándose en cada uno los partidarios de
un patio, distinguiéndose con divisas consistentes en cintas de colores
que dan nombre al bando. Cada uno de estos elije una Reina que
regularmente es la muchacha de más simpatías por su gracia, su hermosura o su
buena estrella; y de aquí resultan rivalidades muy divertidas entre las reinas
del bando punzó y la reina del bando azul
y sus improvisados vasallos. Cuando se ha decidido la victoria, la reina triunfante
obsequia a su rival, y ellas y sus súbditos hacen las paces bailando.
* En el día
está prohibida la concurrencia de la gente de color.
José García Arboleya: Manual de la Isla de Cuba, La Habana, 1859.
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