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lunes, 12 de diciembre de 2011

A un viandante de mil novecientos sesenta y cinco



  Calvert Casey


 ¿A qué teléfono llamaste y nadie respondió?
¿A qué puerta tocaste que conducía a la nada?
¿Qué ojos buscaste con la mirada vidriosa que tan bien conozco?
¿Qué cuerpo no reconociste con la pupila de obseso?
Sales de las tinieblas para perderte en las tinieblas.
Pasas junto a las murallas resecas sin proyectar sombra.
Te empuja el viento de enero;
agosto no logrará aminorar tu marcha.
Donde quiera que estés llegan tus pasos hasta mí.
Cada noche nace la esperanza y cada noche la entierras.
El arco se romperá contigo.
Busca, busca el amor sobre los arrecifes,
junto a los muros ásperos.
Desde lo oscuro verás cerrarse la puerta.
Tu último paso será tu último gesto.
Si encuentras a quien buscas y te detienes,
rodarás muerto a sus pies.

                               Septiembre 18, 2778

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