El laborioso joven D. Manuel Lozano, ha
abierto su establecimiento de retratos al daguerrotipo en la calle del Obispo,
en el almacén del buen surtido de Londres y París, donde por el ínfimo precio
de 4 pesos los hace con sus cajitas con toda la perfección que acreditan los
que tiene a la puerta y sirven de muestra y no dudo un momento en
recomendároslo, mis bellas lectoras, así por la exactitud con que los saca, como
por su finura, delicadeza y educación, y porque al mismo tiempo que tendréis
reproducida vuestra imagen, para regalar a algún olvidadizo a quien sea preciso
hacer que se acuerde, protegeréis a un joven paisano nuestro, como lo hago yo
ahora, si es que de algo puede servir mi recomendación para vosotras.
El Colibrí, 1847, p. 93.
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