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martes, 11 de noviembre de 2025

Leda en el Burj Khalifa


F. 1. Abuela 
 

 Dolores Labarcena


 Felices. Sin temor a las avalanchas. Un año a Canillo y el otro a Encamp. Hasta que menguaron sus fuerzas, entonces subían a Bielsa. Preciosa Huesca. Sin embargo solo he estado en verano. Mi abuela una deportista nata. Mi abuelo bibliómano y explorador. De él he heredado el espíritu. Si estuviese vivo me diría vete a Nueva Zelanda. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Ahí su arrojo en la foto. Me contó que ahuyentaba a un bullmastiff, y sus amigos pusieron pies en polvorosa. ¡Vaya amistad! Se guarecieron despavoridos en la barraca que se ve al fondo. Él, enfrentado a la bestia, y por tanto a la naturaleza. Jamás me habló de la guerra, sí de las botellas de Codorníu que desconchó cuando murió Franco. Nunca tiré un tiro, mi hermano sí, y por eso ni sé en qué fosa fueron a parar sus huesos. Ni rojo ni falangista, ayudante de farmacia, eso fui, me decía, y tu abuela una buena mujer, más lista que el hambre. Hacía unas patatas cocidas y aderezadas con cáscaras de habas, sabrosas... Guardo en mi corazón los gratos momentos, no el final. Murieron como vivieron, en el camino. Un camión les embistió de frente. El Simca 1200 de mis abuelos no sirvió ni para chatarra. Por eso no conduzco. Un coche comodísimo. Nombrado coche del año en 1975.

 Un sombrero mejicano te traeré, me dijo Laura, la enfermera amiga de Aristegui. Me voy de vacaciones a México. Mejor tráeme la virgen de Guadalupe, le dije, si bien me reservé que la quería para regalársela a Chelo. Tú en tu molino. Vaya, sin salirte del tiesto. ¿Cuándo te tocan a ti?, me preguntó. Debo planificarme, le respondí. ¿No viajarás? ¿Y qué harás? Espero no merodees por aquí como mosca en el rabo de la vaca. No veo la hora de volar..."Una piedra en el camino, me enseñó que mi destino, era rodar y rodar"... ¡Órale! 9.488,58 km de distancia. Ya lo calculé. Mientras más lejos, mejor. Comeré cebiche y tomaré tequila, ¡órale! hasta caer redonda. Soy una mujer moderna, sin tabúes. Salí con un guatemalteco cuando hice mi Erasmus en Helsinki. Al final gente con la misma cultura. Todas las noches de juerga, y él me llamaba su xsum ikwaam. Somos amigos en Facebook. Graciosísimo. Ahora vive en Manitoba, Canadá. Se casó con una uruguaya. ¿La viste?, siguió con el monólogo mientras pasaba Nekane quien no saludó a ninguna de las dos. Parece que la momia le informó lo liados que estábamos. Tarambana. No quiero ni acordarme de lo ridículo que es. Cuando íbamos a un Bwok se disfrazaba a lo Jackie Chan. El hazmerreír de los propios chinos. Un sombrero mejicano no, un mejicano te traeré. Te traeré fue el punto sobre la i para que saliera huyendo. De modo que me dirigí al self-service, al cual iba antes de estar al tanto de los tejemanejes de Laura y las aficiones del profesor de Tai Chi. Allí sentada Carmela comiéndose un trozo de melón. Hola, Carmela. Un buen decorado, ¿verdad? ¿Le agrada el cuadro del besugo? Primero me miró, y luego en tono áspero aunque fingidamente risueña, me mandó a freír espárragos. Una feminista en toda regla. ¿Qué habrá sido de Jacques Chanson, quien la dejara por Modou Mandione? Una incógnita. Pero la vida... "La vida es fascinante", especulé. E igualmente me comí un trozo de melón.


                         F. 2 Abuelo


 Obra de calibre Muerte en Venecia. El fatalismo: el meollo de la narración. No podía ser agrónomo ni mucho menos ingeniero el protagonista. Artista. Y como todo artista, un ser exhausto y desequilibrado. Por tanto, Mann no se plantea crear por crear, más bien expone el hecho de que la cosmogonía sentimental es frágil. Por ello en la p.78 de Muerte en Rocadenbosch, Leda expresa: "Dónde me he metido, dónde me he metido". 


"Y cayó en un sopor. 

 

SUEÑO DE LEDA

 

 Los lumínicos impactaban de manera irregular sobre los cristales de las puertas correderas. Leda, incrédula, ante aquel dancing lights, se levantó y cerró las cortinas. ¡Terciopelo!, dijo, al tacto es terciopelo, ¿y las mías?... ¿Dónde estoy?, desorientada indagó en voz alta.

 -Hum... ¿No recuerdas? ¿De verdad no recuerdas? En Dubái, cariño, en el Burj Khalifa. Pero por tu temor a las alturas no estamos en la cúspide. Observa. Tus deseos son órdenes: suite con cortinas azul índigo, espejo en el techo, columnas de mármol jaspeado, gimnasio, jacuzzi, duchas separadas... Acabo de darme una. Toma...

 - ¿Qué es?

 -Tu gintonic de siempre… ¡Pero qué tienes hoy, Leda!

  Leda cogió el gintonic y se derribó complacida en el glorioso colchón. En tanto, Tadeo se ponía una camisa gris con puños color madreperla.

 -¡Qué bombón! ¡Ñam-ñam! ¿Se puede saber a dónde vas?

 -Cariño, enredadísimo. Hasta aquí negocios… tú relájate en el jacuzzi, o vete de compras. Cuando regrese te sorprenderé. ¿Me alcanzas los zapatos? Apúrate, Leda. El chofer lleva una hora esperándome. Leda, los zapatos. ¡Leda!

 Leda despertó.

 -¡Bah! Qué ronquidos, Leda. Oye, salgo para el gimnasio. ¿Cuándo quieres que venga?

 -¡Uy! Este fin de semana imposible. Me voy a Andorra. Cuando vuelva te llamaré.

 -No juegues conmigo, Leda. Tú no conoces mi lado malo. Con hombres como yo hay...

 -Mira, Tadeo. Mejor vete a tu gimnasio... ¿Me alcanzas por favor una Fanta? Anoche me pasé con las Voll...

  Tadeo no le hizo ni gota de caso y dio un tirón a la puerta que incluso la cómoda se zarandeó. Ahí mismo Leda rompió a llorar desconsoladamente. Afligidísima, no por la partida de Tadeo, sino porque tenía intención de hacerse una mamoplastia y los gastos que Tadeo le generaba eran considerables. Habrase visto. Madreperla... ¡Menuda perla! Un MINI Cooper, hasta eso le compré. Lo dejaré. Un MINI Cooper, idéntico a la camisa del sueño. ¡Basta!, clamó Leda con un tremor de tetas, y buscó la Fanta. Acá y acullá todos harina del mismo costal. ¡Pero quién se ha creído este petulante! Intimidarme a mí, Leda, la que corta el bacalao. Lo juro, me pondré una copa C. ¡Libertad! Tengo derecho a vivir... Y en lo que se debatía entre la ida a Andorra, la mamoplastia, los ahorros y dejar a Tadeo, se volvió a acostar".

 


 Fragmentos de Diario de un Tuátara, Baile del Sol, Tenerife, 2018.

 


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