A Liberato Antiservilio,
patrón del Esquife nombrado el Arranchador
El denso velo de horroroso luto
Que cubre el corazón atormentado
Del mísero mortal que confinado
Se halla en este maldito Cayo-Puto.
La calentura ardiente, el escorbuto
Y un ayre sofocante que ha reynado;
Tan enfermo me tienen y extenuado
Que en la eterna mansión ya me reputo.
El médico me lleva diez doblones
Por venir a pulsarme: no hay boticas…
Esto conmueve humanos corazones;
Por lo que un moribundo a V. suplica
Provea a los cayanos de renglones,
Que tanto agradan a esta gente rica.
Castaños
Crémadas. Un cayo-putano.
El Esquife, La Habana, T. 1, núm. 9, 1ro de octubre,
1813.
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