Siempre he sentido la fotografía como una posibilidad de hacer una puesta en escena, de contar una historia en imágenes. Busco una imagen con un mínimo de información y referencia, una imagen no situada y que pese a todo me hable, que evoque lo que pasó y lo que va a pasar después. Se perfectamente que se puede denunciar esta forma de fotografía pero porque tiene que haber tan solo una forma de fotografiar? Quiero crear imágenes con los elementos que elijo, narrativas o evocativas, más allá del documento sobre la mujer que lleva un traje. Me doy un marco literario, me cuento una historia. Es el único trampolín que he encontrado para saltar. Por otro lado, la fotografía aplicada me interesa porque me permite el evitar la gratuidad. El contrato entre cliente y fotógrafo me parece totalmente honesto, se me da la oportunidad de hacer imágenes, a condición de que presente el producto desde un punto de vista favorable, se me paga para hacerlo y se me facilitan los medios para hacerlo bien. Esto me obliga a seguir una disciplina que necesito. Pues realizo más fácilmente las cosas cuando estoy obligada. Hacerlas solamente por placer me parece de locos.
No depende de nosotros. Tan solo podemos
esforzarnos para estar listos. Es lo más duro. El trabajo invertido, la
intensidad, la espera, la esperanza no bastan. Nos podemos esforzar inútilmente
durante horas y de golpe en tres minutos, en el buen lugar, en el buen momento,
el azar muestra lo que quería expresar…
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