José María Fonollosa
Vosotros no estuvisteis allí. Pero
opináis, repitiendo las palabras,
ya muy deterioradas, que os vendieron.
Llevaban, eso sí, la garantía
de un sello de verdad falsificado.
Y al comprarlas, ingenuos, como buenas
las mostráis insistentes. A mí incluso.
Vosotros no estuvisteis allí, no.
Y afirmáis lo ocurrido, el porqué y cómo.
Exhibís las palabras traficadas
como un tesoro hallado en un sonido
¿Y pretendéis, ingenuos, revendérmelas?
Yo sé reconocer la mercancía
tarada que ofrecéis
que, amenazantes,
ya intentaron que yo se la adquiriera
en el lugar donde se
corrompía.
Pero no me engañaron, pues yo estaba
allí, viéndolo. Estuve allí, ¿sabéis?
No me vengáis con cuentos. Yo sí estuve.
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