Las cuestiones múltiples que abraza el estado
psíquico especial de los sujetos hipnotizados no pertenecen ya al dominio de lo
extraordinario, sino que constituyen un capítulo bastante bien estudiado de la
psicología experimental.
Los trabajos de Paracelso, en 1529, Glocenius
(1608), Burgraeve y Van Helmont (1626), sobre el magnetismo animal; los de
Roberto Fludd (1640) haciendo partir de la estrella polar el fluido magnético
que atravesaba la tierra y se fijaba en los imanes, de los que el hombre era considerado
como uno verdadero; las prácticas charlatanescas de Mesmer (1766) llegando a magnetizar
un árbol al fin de la calle Bondy en París; el descubrimiento en 1784 por el
marqués de Puységur del sueño sonambúlico y del poder que sobre sus enfermos
ejerce el magnetizador y
el reconocimiento, por primera vez, en 1815 por Deleuze de la amnesia que en la
vigilia existe de lo ocurrido durante el sueño sonambúlico, constituyen el
período de lo maravilloso interpretado generalmente por el magnetismo animal.
Con el abate Faría cambian las doctrinas, y él
concibe el hipnotismo tal como se acepta actualmente, es decir, residiendo en
el cerebro del sujeto; pero no siendo bastante charlatán para resistir a las
críticas y a las burlas de los incrédulos, fracasó en sus propósitos y fue
considerado como un impostor (Croeq). Con motivo de la carta escrita en 11 de
octubre de 1825 por el Dr. Poissac a la Academia de Medicina de París, la
Comisión formada por Odelon, Pariset. Marc, Burdin y Husson (ponente)
reconsideró los juicios emitidos, por los comisarios encargados por el Rey para
estudiar de nuevo la cuestión del magnetismo; de la discusión que motivó este
informe nació otra Comisión de la cual el mismo Husson fue nombrado ponente y
cuyo informe emitido en 1831 comprende 30 Conclusiones, en las que se explican
claramente muchos fenómenos y se ve la sinceridad de los observadores; pero la
enérgica oposición de Castell diciendo que si esos hechos fuesen reales,
destruirían la mitad de los conocimientos fisiológicos" y que "sería
peligroso propagar dichos hechos por la impresión", hizo retardar los
estudios emprendidos.
Vuelve a pedirse en 1837 a la Academia
autorización, por el doctor Berna, para experimentar delante de sus miembros,
en sujetos que tenía a su disposición, y mostrarle hechos concluyentes en favor
del magnetismo. La Comisión nombrada esta vez, enemiga encarnizada de estos
problemas cuyo ponente era Dubois, dio un informe completamente desfavorable,
que por sus frases duras provocó la indignación de Husson quien le reprochó el
descuidar voluntariamente todo lo que pudiera ponerlo en el camino de la
verdad, el desnaturalizar lo que no podía destruir y el mentir
descaradamente" —nuevas peticiones y nuevas negativas se siguieron a esta
discusión hasta que por fin en 1839 Double propuso cerrar para siempre toda
discusión sobre esa materia y la Sabia Asamblea votó la proposición según la
cual "no se respondería más a peticiones de esta naturaleza" (Crocq).
En 1841, James Braid, de Manchester, volvió
sobre las ideas del abate Faría y modificando sus primeras concepciones puramente
físicas consideró la hipnosis como puramente sugestiva y negó la posibilidad de
las sugestiones criminales; las doctrinas de este sabio fueron propagadas en
los Estados Unidos por Grimes bajo el nombre de electro-biología y estudiadas
de nuevo en 1850 en Inglaterra por Darling, Bennet, Simpson, Carpenter y
Holander, y en 1860, en Francia, por Durand que trató de darle una explicación
fisiológica y por el profesor Azan que insistió, en París, sobre todo en la
anestesia de los sujetos hipnotizados.
En 1866, Mesnet hizo un curioso estudio sobre
el sonambulismo patológico y Liébault publicó la obra que sirvió de base a las
doctrinas de la Escuela de Nancy; en 1874, Dechambre no veía en las prácticas
hipnóticas más que "mentira, mala fe y necia incredulidad”; en 1875, Richer se
convenció de la realidad de los fenómenos hipnóticos y se declaró partidario
del Braidismo, pero es necesario llegar a Charcot (1882) y a Bernheim (1884), a Liégeois
y a Pitres en Francia; a Ileidenhain en Alemania; a Ladame y Yung en Suiza para
asentar sobre bases perfectamente científicas los conocimientos en que
descansan hoy los variados e interesantes problemas del hipnotismo y la
sugestión y los que en las órdenes filosófico, jurídico, social y moral de
ellos se desprenden.
Los estudios de Pedro Janet sobre el
automatismo psicológico; los muy interesantes sobre el desdoblamiento del centro
psíquico superior y de las zonas poligonales del automatismo, realizados por el
profesor Grasset de la Escuela de Montpellier, el desdoblamiento de la memoria estudiado
por Mesnet, valiéndose del esquema del doctor Azam, en el que se demuestra la
existencia del estado segundo representado por las crisis hipnóticas con las
perturbaciones psíquicas que le pertenecen (de las que el sonambulismo es la
más importante manifestación) y los lazos que unen estos estados segundos o sonambúlicos,
absolutamente independientes del estado normal o condición primera del sujeto,
son otros tantos problemas que nos permiten resolver muchas de las cuestiones
que, sin ellos parecerían absolutamente irresolubles.
He dado, quizás, demasiada extensión a esta
ojeada histórica, pero lo he hecho para demostrar con la enseñanza de los
sucesos pasados las vicisitudes porque han atravesado las interpretaciones de
fenómenos que muchos de
ellos escapan todavía a la penetración de nuestras neuronas cerebrales.
También se hace necesario fijar bien el papel
del perito en los asuntos hipnóticos para que por una falsa interpretación no
se extravíe el juicio de los magistrados llamados a juzgar en causas de esta
naturaleza.
El médico abordará el estudio de estas
cuestiones con una gran reserva y una prudencia extrema. No aceptará sino los
hechos bien comprobados y un examen tendrá por fin establecer en qué medida el
sujeto es sensible a la acción hipnótica; estudiará muy particularmente el
estado de la memoria y de las sensibilidades periféricas y no olvidará que su
examen no ha de limitarse sólo al sujeto hipnotizado, sino que lo ha de
extender al hipnotizador: teniendo siempre presente las causas (simulación,
chantaje, etc.) que lo puedan inducir al error. Sentadas estas premisas abordemos
el estudio del asunto sometido a la deliberación de la Academia.
Violación durante el hipnotismo. Informe médico legal (fragmento), La Habana, Impr. Mercantil Teniente Rey, 1906.
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