Pedro Marqués de Armas
Fue
uno de los psiquiatras más reconocidos de la segunda generación republicana,
miembro del cuerpo facultativo del Hospital de Dementes y por muchos años
director médico del Sanatorio Pérez Vento.
Algunos señalan que se formó como psicoanalista en Estados Unidos, donde habría realizado análisis didáctico ingresando en la Sociedad Internacional de Psicoanálisis; pero no hay documentación localizada al respecto.
Existen
referencias a su labor como psicoterapeuta desde finales de los años veinte.
En
“La psiquiatría en Cuba en los últimos cincuenta años” (1958), José Ángel Bustamante,
que ignora numerosos antecedentes en este sentido, apuntó: "Debe señalarse que algunos años antes, sin haber
recibido entrenamiento alguno, René de la Valette utilizó, en cierta medida, la
psicoterapia".
Al margen de dudas, sus artículos indican diversidad
de posiciones, incluyendo el psicoanálisis, el organodinamismo, la promoción de la higiene mental y, sobre todo, la medicina psicosomática, sin excluir terapias
biológicas.
Sí parece claro que fue el introductor en Cuba
de la laborterapia, siguiendo sus experiencias en diversos centros
psiquiátricos en Estados Unidos, país que visitó en numerosas ocasiones y donde
estuvo exiliado en 1934.
Rene de la Valette Austran nació en La Habana
en 1898. Se graduó de médico en 1922 y ejerció algunos años en Isla de Pinos,
donde fue Inspector de Sanidad y fundó en Nueva Gerona un pequeño hospital. Allí
escribió un informe sobre los conflictos con los colonos norteamericanos, que Cosme de
la Torriente incluiría en su libro Mi
misión en Washington.
En marzo de 1926 era médico de visita del
pabellón de epilépticos de Mazorra y se incorpora a la Sociedad Cubana de
Psiquiatría y Neurología.
El 8 de febrero de 1927 contrajo matrimonio
con la hija del ya fallecido neuropsiquiatra Rafael Pérez Vento, ocupando poco
más tarde la dirección del sanatorio, administrado por la viuda de Pérez Vento,
Florinda Rodríguez Nin, y por su esposa, Ofelia.
En 1928 y 1929 fue electo vicesecretario de la
Sociedad Cubana de Psiquiatría y Neurología, y responsable de la comisión de
publicaciones que se ocupará a partir de julio de 1929 de la Revista de Psiquiatría y Neurología.
Un repaso a la bibliografía de que disponemos,
permite conocer mejor su gestión y las posiciones de que participa.
En “Un caso de confusión mental prolongada” (1928)
se apoya en la tesis de Chaslin y Mignard, partiendo del criterio
organodinámico de constitución hiperemotiva. Se trata de un paciente del sanatorio,
afecto de un delirio agudo secundario a causa médica, en que la reactividad
emocional juega un papel primordial; lo trata con oxígeno hipodérmico, y a
pocos días, lo declara curado.
En 1929 presenta “Epilepsia monosintomática
asociada a un síndrome paranoide no epiléptico”, donde delimita entre diversos
tipos de epilepsias, esenciales o sintomáticas, y sus relaciones con las psicosis,
lo que generó un laxo debate sobre estas categorías.
En 1930 aparece “Recorrido científico después
del primer Congreso Internacional de Higiene Mental”, celebrado en Washington,
y al que asiste junto al secretario de Sanidad y Beneficencia, Francisco María Fernández, el psiquiatra y psicoanalista Juan Portell Vilá, y el director de Mazorra, Miguel Rodríguez Machado.
En la Clínica Psiquiátrica "Henry Phipps" del Hospital
John Hopkin´s de Baltimore imparte en inglés, en presencia
de Adolf Meyer, una conferencia en la que da a conocer las labores de modernización que entonces
tenían lugar en Mazorra, impulsadas por el gobierno de Machado.
La gira se extendió del 2 al 20 de mayo, e incluyó,
además de encuentros con psiquiatras soviéticos, europeos y latinoamericanos, visitas al
Dispensario y la Escuela de Higiene Mental de Baltimore, a la Escuela de
Cadetes de Annapolis, el Instituto de Menores Anormales de Boston, la Facultad de Medicina de Harvard, el Manhattan State Hospital, entre otros.
De aquí saldrían propuestas para aplicar en
Cuba relacionadas con la higiene mental, la formación de enfermeras visitadoras
y la “orientación científica” de Mazorra.
En particular, de la Valette reseña varios de
los servicios de laborterapia visitados.
En 1930 presentó ante la Academia de Ciencias sus
trabajos “Lo psíquico y lo físico” y “Fenómenos coloidales en la patología
mental”, lo cuales se insertan, en buena medida, en el modelo organo-dinámico.
En la década de 1940, sobre todo después de
relanzada la Sociedad de Neurología y Psiquiatría, y bajo el impulso de una
nueva generación de psiquiatras, reaparece como presidente de la Junta Directiva, y como miembro, junto al internista Pedro Iglesias Betancourt, de la Comisión de
Medicina Psicosomática.
En diciembre de 1946 presenta junto a Franz
Sttetmeir, al Primer Congreso Médico
Social Panamericano celebrado en La Habana, “Ensayo sobre una teoría general de
la acción terapéutica del shock eléctrico cerebral”, luego publicado en Archivos de Neurología y Psiquiatría.
En 1947 impartió la conferencia
"Naturaleza emocional de los síntomas físicos".
En una Jornada de Neuropsiquiatría celebrada
en el Hospital Materno de Matanzas el 5 de septiembre del 1948, y a la que
asiste Manfield Sakel, quien divulga allí su insulinoterapia, expone “Concepción
general de la medicina psicosomática”.
Se destacó, pues, por posiciones tendientes a aceptar
el papel del ambiente y de factores psicológicos en los cuadros
psiquiátricos, ampliando la noción de psicogénesis y los presupuestos
dinámicos. En general, sitúa la cuestión funcional, en oposición a las viejas
teorías organicistas, sin renunciar a terapias biológicas como el electroshock, por ejemplo, que introdujo en su práctica privada hacia 1943.
En calidad de director del Sanatorio Pérez
Vento de Guanabacoa, permaneció hasta su fallecimiento a finales de 1950. Por
dicha institución pasaron, en sus visitas a Cuba, figuras como Río
Ortega, Gregorio Marañón, Mira y López, Foster Kennedy, Walter Freeman, Franklin
Ebaugh, Manfred Sakel, entre otros.
La celebración en 1937 de los 25 años del
Sanatorio, tuvo gran cobertura en la prensa, al igual que el acto convocado en
agosto de 1950, poco antes de su muerte.
En el ámbito político, fue miembro del ABC y
tuvo que asilarse en la embajada del Perú tras la revolución del 8 de noviembre.
En Estados Unidos, donde permaneció exiliado hasta febrero de 1934, encontró
empleo en el célebre manicomio St. Elizabeth, en Washington.
Cercano amigo del doctor Joaquín Martínez
Sáenz, también del ABC y que más tarde llegara a secretario de hacienda,
ministro de agricultura y presidente del Banco Nacional, prologó -a modo de carta-
la edición en miniatura del resonante discurso de aquél Martí, el
inadaptado sublime (Editorial Cenit, La Habana, 1956).
Fue además miembro del Club de Leones de Cuba,
oficialmente establecido en 1937, siendo elegido responsable por el distrito
leonístico de Guanabacoa.
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