Con tu cómico labio divertido,
Discreta Vallecillo, el
pueblo estaba
Tan lleno de ilusión que
se admiraba.
Creyendo realidad lo más
fingido:
En el Sí de las Niñas ha lucido
De manera tu voz con lo
que hablaba,
Que parece que un Numen te
inspiraba
De la viuda el acento y el
gemido.
Aquel sublime artificial
conato
Cuando festiva tu
expresión remedia
De la niña el desdén y el
ceño ingrato;
Esto acredita (y lo demás
que media)
Que el autor de tu genio
hizo el retrato,
O que tú le has dictado la
comedia.
El Marquez Nueya
El Aviso, No 238, 7 de diciembre de 1806.
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