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miércoles, 18 de febrero de 2015

El experimento






 Gustavo Odio de Granda

 Se ha demostrado que el cáncer no es contagioso. Sobre este particular citaremos el siguiente hecho: existe en Francia una Institución que se llama "Hijas del Calvario". Esta Institución tiene más de 200 años de existencia. El personal está formado por viudas de enfermos que murieron de cáncer que se dedican a la noble tarea de cuidar a los Cancerosos. Pues bien, no se ha observado un solo caso de contagio en este personal, a pesar de haber existido desde muy antes de la época de la asepsia.


 Tampoco se puede inocular la enfermedad en el hombre. A este particular existen varias pruebas contundentes. Entre ellas vamos a citar dos que son convincentes:


 El día 7 de octubre de 1937, a instancias del Dr. Matías Duque le inoculamos en el antebrazo derecho un extracto de un tumor canceroso preparado por el laboratorio "Vieta Plasencia". Teniendo la certeza de que el Cáncer no es contagioso ni transmisible de persona a persona, accedimos a los deseos de dicho colega, colega, ya que ningún otro cancerólogo quiso hacerlo.


 En presencia de numerosos médicos, laboratoristas y científicos, lo mismo que de representantes de la prensa, del país y del extranjero, se le hizo la inoculación.


 En los primeros días, después de la inoculación, pareció que el injerto iba a prender, se sentía a la palpación en ligero nódulo en el lugar de la inoculación, pero después de un período de pocos meses el nódulo desapareció completamente.


 Este experimento tuvo gran repercusión mundial. La prensa de varios países y en especial la de los Estados Unidos, lo comentó, ya que se trataba del primer caso de inoculación de Cáncer al hombre.


 Por otra parte contribuyó a ello grandemente, el hecho de que la persona inoculada era médico, el Dr. Matías Duque, de gran prestigio en nuestro país, por haber participado en la guerra de Independencia y haber sido también Ministro de Sanidad.


 En mayo de 1956, es decir, diecinueve años posteriormente a la inoculación del Dr. Marías Duque, en 1937, se repitió la experiencia en mayor escala en los Estados Unidos. Para ello se escogieron en la Penitenciaría de Ohio (ver video) 14 voluntarios completamente sanos y se les inyectó también bajo la piel del antebrazo células cancerosas, extraídas de tumores cancerosos.

 Algunas semanas después, se pudo comprobar que el injerto no había prendido.


 En octubre del mismo año, es decir, de 1956, y por lo tanto cinco meses después de la primera inoculación, se les volvió a inocular a los mismos voluntarios que habían sido inoculados anteriormente, células cancerosas del mismo tipo, o diferentes a las que se les había inoculado primeramente en mayo de 1956.


 Los resultados fueron idénticos a los que obtuvieron anteriormente, es decir, ningún injerto prendió, ni se transformó en tumor. Esta segunda vez, las células cancerosas se eliminaron más rápidamente. Los resultados de las experiencias de la penitenciaría de Ohio fueron comunicados a la Asociación Americana para la investigación del Cáncer por el Dr. Southan, quien dedujo de las experiencias realizadas en estos injertos, que existe en los sujetos sanos un mecanismo de auto-defensa contra el Cáncer. Esta defensa podría estar en relación con la presencia en la sangre de ciertas sustancias químicas especialmente con la "Proptidina", una nueva proteína sanguínea aislada en 1954 por biólogos del Instituto de Patología de Cleveland.

 El problema del cáncer (fragmento),  1965?


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