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viernes, 21 de diciembre de 2012

Teatro cubano y otras piezas




 José Manuel Poveda


 TEATRO CUBANO

 Muchos suspiran; aquí se suspira por el drama nacional. Es hasta el punto de que se preocupa el suspiro a los que producen. ¿Cómo hacemos el drama nacional? Supongo que lo que se quiere es teatro serio, drama o comedia que rueden por el mundo entre honores y que sean nacionales, que puedan llamarse cubanos. ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo, de qué, con qué se hace éso? Aquí, lo que ofrece recursos, como en todas estas tierras, y como en todas las tierras, para representar la nacionalidad, para hacer un teatro característico, propio, típico, es lo bufo. Si se quiere de mi un caricato, si se trata de la bufonada, hay donde cortar. Pero eso no es lo que se pide, porque esos bufos no pueden trasponer las fronteras. Yo, caricato, iba a rebajar y no a honrar lo nacional. 

 MUSEO CUBANO

 Cuba desconoce absolutamente la poderosa evolución que se ha apoderado en las letras castellanas en las últimas décadas. Basta ver cómo Enrique José Varona, cubano sesudo si los hay, ha quitado toda importancia al ciclo llamado "modernista", y dice de su figura más notable "que es un hombre de talento que se ha empeñado en demostrar que no lo tiene". Aquí todos, con Varona a la cabeza, han estado guardando el museo, reproduciendo sus baratijas para el mercado local, y vaciando en ramplona escayola sus escasas "chef d' ouvres", para el comercio de cabotaje. 

 ANTIMODERNISMO

 América ha olvidado el modernismo. América ha sepultado en el ayer todo lo grande y lo mezquino que el modernismo representó. Hoy quiere América, personalidad, personalidades, y no escuelas ni cenáculos. Menos que ninguna, ésa que representa valores forasteros. Levanto sobre vuestras cabezas esta negación  rotunda: en Cuba no existe el modernismo, no hay grupo ni escuela que se llame modernista: ninguno de nosotros es modernista... La juventud debe ser librada de ese dogal que yo -!pobre de mí!- puse en su cuello.


 Tomado de Orígenes, Año IV, no 16, La Habana, 1947, pp. 172-76. 

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