Francisco Calcagno
… ¿Y en qué ciudad han faltado esas
celebraciones locales, tipos excepcionales, que todo el mundo conoce y que, sin
embargo, no han salido jamás de la ciudad? En una población tan heterogénea como
la nuestra no era posible carecer de ellos, y hemos tenido, entre otros que
recuerdan las crónicas, al Muerto vivo, que resucitó cuando lo llevaban a
enterrar y después vivió muchos años, a Sebastián de la Cruz, loco cuya figura,
por 1670, provocaba la risa de la plebe, y el maltrato de los muchachos, y quien
a veces recostándose sobre los abrojos (punzadoras tunas), se recreaba entre
sus puntas como en…
... Los crímenes de Concha, La Habana, 1887.
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