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lunes, 27 de junio de 2011

Órgano de la imitación







  Magim Pers y Ramona

  
 Conocí un negro en la Isla de Cuba, esclavo de D. José Baró, que imitaba con toda la perfección posible el lloro de los niños recién nacidos, el arrullo de la paloma, el ladrido del perro, el canto del gallo y el cacareo de la gallina, etc. Yo recuerdo efectivamente que este negro tenía el órgano de la imitación muy prominente, y el del lenguaje y de los tonos bastante desarrollados también. Entre los negros el órgano de tonos es muy común; por esto manifiestan tanta pasión para la música.

 En el año 1836 estuvo una compañía cómica en Villanueva y Geltrú, donde dio algunas funciones. Entre los individuos que componían aquella había uno que con la perfección más admirable y asombrosa imitaba el pío del pollito, el cacareo de la gallina, el canto del gallo, los trinos del canario y otros pájaros, el arrullo del palomo, el rebuzno del burro, el relincho del caballo, y de casi todos los animales conocidos. Siento no recordar el nombre de ese sujeto, portento de imitación para consignar aquí su nombre. Este hombre admirable debía tener el órgano de la imitación, de los tonos y del lenguaje extraordinariamente grandes. Algunas personas al leer esta nota recordarán su nombre y su sorprendente e inimitable habilidad.

 …Sobre el descubrimiento de este órgano cuenta Gall, que un día uno de sus amigos con quien él conversaba de las formas de las cabezas, le aseguró que la suya era algo extraña, indicándole con su mano la parte superior anterior del cráneo. Esta región era muy prominente y formaba un segmento de círculo, pero se notaba un vacío detrás de esta prominencia. Este hombre tenía un talento superior para la imitación.

 Gall se fue después al instituto de Sordo-mudos, con el objeto de examinar la cabeza de un alumno llamado Casteigner, que hacía seis meses había entrado en él, el cual era un portento para la imitación. Un miércoles gordo, se había representado una piececita en el colegio, e imitó tan perfectamente los gestos, el donaire, las miradas del director, del inspector, del médico, del cirujano, y de algunas mujeres del establecimiento, que era imposible no reconocerlos al punto. Mucha, muchísima fue la sorpresa que experimentó Gall al observar que en la cabeza de aquel joven existía la misma prominencia que en la de su amigo. Continuó sus investigaciones, las que muy pronto coronaron sus observaciones y desvelos felizmente.

 (…) Algunos animales están dotados también de este órgano, como el loro, el estornino, el mirlo, el zumbador y los monos, los cuales imitan las acciones de los hombres. Es evidente que estos animales poseen esta facultad de un modo notable, y el órgano es muy prominente en sus cabezas. “El canto natural del Sinsonte, dice el Dr. Good, es armonioso y solemne. Además, esa ave posee el talento instintivo de imitar el canto de toda especie de pájaros, y aun el graznido de las aves de rapiña con tanta exactitud que engaña a los pájaros de la misma especie que remeda. Se complace en estos juegos, y a menudo atrae a algunos pajarillos, imitando sus gorjeos; y, cuando los tiene cerca de sí, los ahuyenta imitando el graznido de las aves de rapiña que ellos temen terriblemente”.


 Manual de frenología al alcance de todos, 1849, Barcelona Impenta de José Tauló, Calle de la Tapinería, pp. 192-196.

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