En el American Naturalist se plantea de nuevo la tan debatida cuestión de la manera en que las auras tiñosas perciben su presa desde larga distancia; M. Samuel N. Khoads pretende probar que el ave es advertida por el sentido del olfato. Los experimentos que refiere para apoyar su aserción no nos parecen, sin embargo, tan decisivos como los que hace mucho tiempo ya verificó nuestro venerable naturalista don Felipe Poey.
He aquí, pues, una cuestión que parece difícil de resolver. Los datos que las distintas autoridades presentan son contradictorios: Mr. Rhoads afirma, como Gosse, de Jamaica, que las auras huelen su presa; don Felipe, que la ven. En uno u otro caso, el ave debe tener un sentido extraordinariamente evolucionado.
Nosotros creemos que si las partes se pusieran al habla podría haber un acuerdo. Pero desde luego afirmamos nuestra creencia de que los experimentos de nuestro sabio Poey son los más decisivos hasta ahora, por todos conceptos.
“Misceláneas, Revista de Cuba, vol. 15, 1884, p. 93.
“Misceláneas, Revista de Cuba, vol. 15, 1884, p. 93.
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