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sábado, 21 de mayo de 2011

Atracción Sarrá





 Pedro Marqués de Armas 


 Radioescucha en sus ratos libres, supo lo que era un capataz de cuello blanco; y nada pudo, minúsculo inquilino, ni tal vez le importó, cuando los jenízaros tomaron el negocio por asalto. Nada, salvo asentir como corresponde a un empleado apenas voluntarioso y adscrito sin remedio a la legión de los muertos. 


 Sin embargo, el día de la defenestración pudo ver desde aquel ángulo, a doctores y soldados brindar a solas entre fusiles y manojos de llaves, casi amigablemente como en una puesta en escena... Por supuesto, siguió pegando rótulos mientras lo que era Atracción Sarrá se convertía en “empresa consolidada”.

 Y para que lo viese con mis propios ojos, me llevó al callejón tapiado, en lo que había sido una antigua cochera donde dos o tres tortugas centenarias (iba a decir fundadoras) sobrevivían a un embalse. Para que aprendas el valor de cada época –me dijo– y el modo en que hay tratar con esta gente.




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